HOSPITAL ÁNGELES METROPOLITANO
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Clínica de hombro Dr. Michell Ruiz Suárez
¿Tienes problemas con tu hombro? ¿Sientes dolor, rigidez o limitación de movimiento? Si es así, quizás necesites visitar una clínica de hombro a nivel ortopédico. En este artículo te contamos qué servicios te pueden ofrecer y cómo pueden ayudarte a mejorar tu calidad de vida.
Una clínica de hombro a nivel ortopédico es un centro especializado en el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de las lesiones y enfermedades que afectan a esta articulación. Algunos de los servicios que brinda son:
– Consulta médica: Un médico ortopedista evalúa tu caso, realiza pruebas físicas y solicita estudios de imagen si es necesario. Te explica cuál es el origen de tu problema y te propone un plan de tratamiento personalizado.
– Cirugía: Si tu caso lo requiere, puedes optar por una intervención quirúrgica para reparar los daños en tu hombro. Existen diferentes técnicas, desde las más invasivas hasta las mínimamente invasivas, como la artroscopia. El médico te informará sobre los riesgos y beneficios de cada opción.
– Fisioterapia: Después de la cirugía o como parte del tratamiento conservador, es fundamental realizar ejercicios de fisioterapia para recuperar la movilidad y la fuerza de tu hombro. Un fisioterapeuta te guiará en el proceso y te enseñará cómo cuidar tu articulación.
– Educación para la salud: Además de los servicios anteriores, una clínica de hombro a nivel ortopédico te brinda información y consejos sobre cómo prevenir futuras lesiones, cómo mejorar tu postura y cómo realizar tus actividades cotidianas sin forzar tu hombro.
Como ves, una clínica de hombro a nivel ortopédico puede ofrecerte una solución integral para tu problema. No dudes en consultar con un especialista si sientes molestias en tu hombro y quieres recuperar tu bienestar.
El hombro es una articulación compleja que permite una gran movilidad y estabilidad al brazo. Sin embargo, también es susceptible a sufrir diversas patologías que pueden afectar a sus estructuras óseas, musculares, tendinosas, ligamentosas o nerviosas. Algunas de las patologías más comunes en el hombro son:
– La tendinitis del manguito rotador: se produce por la inflamación de los tendones que rodean la cabeza del húmero y que permiten la rotación del brazo. Suele causar dolor, rigidez y limitación del movimiento. Se puede deber a un sobreuso, un traumatismo o un proceso degenerativo.
– La bursitis subacromial: se produce por la inflamación de la bursa, una bolsa que amortigua el roce entre el acromion (parte superior de la escápula) y el manguito rotador. Suele causar dolor, inflamación y dificultad para elevar el brazo. Se puede deber a un sobreuso, una infección o una alteración anatómica.
– La artrosis glenohumeral: se produce por el desgaste del cartílago que recubre la superficie articular entre la cabeza del húmero y la cavidad glenoidea de la escápula. Suele causar dolor, rigidez y pérdida de movilidad. Se puede deber a un envejecimiento, un traumatismo o una enfermedad inflamatoria.
– La inestabilidad glenohumeral: se produce por la pérdida de congruencia entre la cabeza del húmero y la cavidad glenoidea, lo que provoca que el hombro se salga de su posición normal (luxación) o que se mueva excesivamente (subluxación). Suele causar dolor, inseguridad y limitación funcional. Se puede deber a un traumatismo, una laxitud ligamentosa o una anomalía congénita.
El diagnóstico de las patologías del hombro se basa en la historia clínica, la exploración física y las pruebas de imagen, como radiografías, ecografías o resonancias magnéticas. El tratamiento dependerá de la causa, la gravedad y la evolución de cada caso. En general, se pueden distinguir tres tipos de tratamiento:
– El tratamiento quirúrgico: consiste en realizar una intervención quirúrgica para reparar o reemplazar las estructuras dañadas del hombro. Puede ser una cirugía abierta o una artroscopia (cirugía mínimamente invasiva). Algunas indicaciones son las roturas completas del manguito rotador, las luxaciones recurrentes o las artrosis avanzadas.
– El tratamiento conservador: consiste en aplicar medidas no quirúrgicas para aliviar el dolor y mejorar la función del hombro. Puede incluir medicamentos antiinflamatorios o analgésicos, infiltraciones con corticoides o ácido hialurónico, fisioterapia, ejercicios terapéuticos o uso de ortesis.
– El tratamiento con orto-biológicos: consiste en utilizar sustancias biológicas que estimulan la regeneración de los tejidos del hombro. Puede incluir plasma rico en plaquetas (PRP), células madre mesenquimales o factores de crecimiento. Se suelen aplicar mediante infiltraciones o durante una cirugía.
La rehabilitación es un componente esencial del tratamiento de las patologías del hombro, ya que ayuda a recuperar la movilidad, la fuerza y la estabilidad de la articulación. Se debe adaptar a cada paciente y a cada fase del proceso. Puede incluir técnicas manuales, electroterapia, termoterapia, crioterapia, hidroterapia o terapia ocupacional.
El hombro es una de las articulaciones más complejas y móviles del cuerpo humano. Está formado por la unión de tres huesos: la clavícula, la escápula y el húmero. Además, cuenta con cuatro articulaciones principales: la esternoclavicular, la acromioclavicular, la glenohumeral y la escapulotorácica. En este artículo, vamos a explicar la anatomía del hombro en detalle, así como sus funciones y posibles lesiones.
La articulación esternoclavicular es la que une la clavícula con el esternón, el hueso que forma parte del tórax. Esta articulación permite el movimiento de elevación y descenso de la clavícula, así como su rotación anterior y posterior. La articulación acromioclavicular es la que une la clavícula con el acromion, una parte de la escápula que sobresale por encima del hombro. Esta articulación permite el movimiento de deslizamiento de la clavícula sobre el acromion, lo que facilita el ajuste del hombro al mover el brazo.
La articulación glenohumeral es la más importante del hombro, ya que es la que permite el amplio rango de movimientos del brazo. Está formada por la unión de la cabeza del húmero con la cavidad glenoidea de la escápula, una superficie cóncava y poco profunda. Esta articulación es muy inestable, ya que la cabeza del húmero es mucho más grande que la cavidad glenoidea, por lo que depende de los ligamentos y los músculos que la rodean para mantenerse en su lugar. La articulación escapulotorácica no es una verdadera articulación, sino una relación funcional entre la escápula y la pared torácica. Esta relación permite el movimiento de deslizamiento de la escápula sobre el tórax, lo que contribuye a la movilidad del hombro.
El hombro cuenta con varios grupos musculares que le dan estabilidad y movimiento. Los principales son el manguito rotador, el deltoides, el pectoral mayor, el trapecio y el serrato anterior. El manguito rotador está formado por cuatro músculos pequeños que se insertan en la cabeza del húmero y en la escápula: el supraespinoso, el infraespinoso, el redondo menor y el subescapular. Estos músculos tienen como función principal rotar el brazo hacia dentro y hacia fuera, así como elevarlo lateralmente. El deltoides es un músculo grande y triangular que se origina en la clavícula y el acromion y se inserta en el húmero. Su función es elevar el brazo hacia delante, hacia atrás y hacia los lados. El pectoral mayor es un músculo grueso y plano que se origina en el esternón y las costillas y se inserta en el húmero. Su función es aproximar el brazo al cuerpo y rotarlo hacia dentro. El trapecio es un músculo amplio y romboidal que se origina en el cráneo y las vértebras cervicales y torácicas y se inserta en la clavícula y la escápula. Su función es elevar, retraer y rotar la escápula. El serrato anterior es un músculo dentado que se origina en las costillas y se inserta en el borde medial de la escápula. Su función es protraer y rotar la escápula hacia arriba.
El hombro tiene varias funciones importantes para el ser humano. Entre ellas, destacan:
– Permitir el movimiento del brazo en todas las direcciones, lo que facilita actividades como alcanzar objetos, lanzar o golpear.
– Transmitir las fuerzas generadas por el brazo al tronco, lo que ayuda a mantener el equilibrio y a realizar acciones como empujar o tirar.
– Proteger estructuras vitales como los vasos sanguíneos y los nervios que pasan por debajo de él.
– Participar en la expresión corporal y gestual, lo que influye en la comunicación y las emociones.
El hombro es una articulación muy susceptible de sufrir lesiones, debido a su complejidad y a su uso frecuente. Algunas de las lesiones más comunes son:
– La luxación glenohumeral, que ocurre cuando la cabeza del húmero se sale de la cavidad glenoidea, lo que provoca dolor intenso, deformidad e incapacidad para mover el brazo. Puede ser causada por un traumatismo directo o indirecto, o por una hiperabducción o una rotación externa forzada del brazo. El tratamiento consiste en reducir la luxación mediante maniobras específicas y luego inmovilizar el hombro con un vendaje o un cabestrillo. En algunos casos, puede ser necesaria una cirugía para reparar los ligamentos o los huesos dañados.
– La tendinitis del manguito rotador, que se produce cuando los tendones de los músculos del manguito rotador se inflaman o se irritan por el roce con el acromion o con la cabeza del húmero. Esto causa dolor, inflamación y limitación del movimiento del hombro, especialmente al elevar el brazo por encima de la cabeza o al dormir sobre el lado afectado. Puede ser causada por el uso repetitivo del hombro, por el envejecimiento, por una postura incorrecta o por un traumatismo. El tratamiento consiste en aplicar frío, tomar antiinflamatorios, realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento y evitar los movimientos que agraven el dolor. En casos severos, puede ser necesaria una infiltración con corticoides o una cirugía para liberar el espacio subacromial o reparar los tendones rotos.
– La bursitis subacromial, que se produce cuando la bursa subacromial, una bolsa llena de líquido que amortigua el roce entre el acromion y el manguito rotador, se inflama o se infecta. Esto causa dolor, inflamación y limitación del movimiento del hombro, similares a los de la tendinitis del manguito rotador. Puede ser causada por el uso repetitivo del hombro, por un traumatismo, por una infección o por una enfermedad reumática. El tratamiento consiste en aplicar frío, tomar antiinflamatorios, realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento y evitar los movimientos que agraven el dolor. En casos severos, puede ser necesaria una infiltración con corticoides o una cirugía para drenar la bursa infectada o extirparla.
En conclusión, el hombro es una articulación muy compleja y móvil que tiene múltiples funciones y que puede sufrir diversas lesiones. Es importante cuidar el hombro mediante una buena postura, un calentamiento adecuado antes de realizar actividades físicas, un descanso suficiente y una alimentación equilibrada. Si se presenta algún síntoma de dolor o limitación en el hombro, se debe consultar a un médico para recibir un diagnóstico y un tratamiento adecuados.
Las patologías más frecuentes del hombro son:
– La tendinitis o bursitis subacromial: se produce por la inflamación del tendón del músculo supraespinoso o de la bursa subacromial, que se encuentran entre el acromion y la cabeza del húmero. Esta inflamación puede deberse a un sobreuso, un traumatismo, una mala postura o una degeneración asociada a la edad. Se caracteriza por dolor en la parte anterior y lateral del hombro, que se intensifica al elevar el brazo por encima de la cabeza o al dormir sobre el lado afectado.
– El síndrome de pinzamiento subacromial: se produce por el estrechamiento del espacio subacromial, que comprime al tendón del músculo supraespinoso o a la bursa subacromial. Esta compresión puede deberse a una alteración anatómica del acromion, a una calcificación del tendón, a una osteoartritis acromioclavicular o a una inestabilidad del hombro. Se caracteriza por dolor en la parte anterior y lateral del hombro, que se intensifica al elevar el brazo por encima de la cabeza o al realizar movimientos repetitivos.
– La rotura del manguito rotador: se produce por el desgarro parcial o total de uno o más tendones que conforman el manguito rotador, que son los músculos supraespinoso, infraespinoso, redondo menor y subescapular. Estos músculos se encargan de estabilizar y mover el hombro. La rotura puede deberse a un traumatismo, un sobreuso, una degeneración asociada a la edad o una combinación de estos factores. Se caracteriza por dolor en la parte anterior y lateral del hombro, que se intensifica al elevar el brazo por encima de la cabeza o al realizar movimientos repetitivos, y por debilidad y pérdida de movilidad del hombro.
– La capsulitis adhesiva o hombro congelado: se produce por la inflamación y el engrosamiento de la cápsula articular del hombro, que es una membrana fibrosa que rodea la articulación. Esta inflamación puede deberse a una inmovilización prolongada del hombro, a una enfermedad sistémica como la diabetes o la tiroides, o a una causa desconocida. Se caracteriza por dolor en todo el hombro, que se intensifica al realizar cualquier movimiento, y por rigidez y pérdida progresiva de movilidad del hombro.
– La inestabilidad glenohumeral o luxación del hombro: se produce por el desplazamiento anormal de la cabeza del húmero fuera de la cavidad glenoidea de la escápula, que es donde se articulan ambos huesos. Esta luxación puede deberse a un traumatismo, a una laxitud ligamentosa congénita o adquirida, o a una debilidad muscular. Se caracteriza por dolor intenso en el hombro, que se irradia al brazo y al cuello, y por deformidad e impotencia funcional del hombro.
La epidemiología de las patologías del hombro en México es escasa y heterogénea. Según algunos estudios realizados en diferentes regiones y poblaciones del país, se estima que:
– La prevalencia de tendinitis o bursitis subacromial oscila entre el 4% y el 15% de la población general, siendo más frecuente en mujeres que en hombres, y aumentando con la edad.
– La prevalencia de síndrome de pinzamiento subacromial oscila entre el 5% y el 20% de la población general, siendo más frecuente en mujeres que en hombres, y aumentando con la edad.
– La prevalencia de rotura del manguito rotador oscila entre el 10% y el 40% de la población general, siendo más frecuente en hombres que en mujeres, y aumentando con la edad.
– La prevalencia de capsulitis adhesiva oscila entre el 2% y el 5% de la población general, siendo más frecuente en mujeres que en hombres, y aumentando con la edad.
– La prevalencia de inestabilidad glenohumeral oscila entre el 1% y el 2% de la población general, siendo más frecuente en hombres que en mujeres, y disminuyendo con la edad.
La distribución por tipo de población afectada por las patologías del hombro varía según el tipo de patología. Algunas características generales son:
– Los niños y los adolescentes suelen presentar inestabilidad glenohumeral por traumatismos deportivos o accidentes, o por laxitud ligamentosa congénita. También pueden presentar tendinitis o bursitis subacromial por sobreuso o malas posturas.
– Los adultos jóvenes suelen presentar inestabilidad glenohumeral por traumatismos deportivos o accidentes, o por laxitud ligamentosa adquirida. También pueden presentar síndrome de pinzamiento subacromial o rotura del manguito rotador por sobreuso o movimientos repetitivos.
– Los adultos suelen presentar síndrome de pinzamiento subacromial o rotura del manguito rotador por degeneración asociada a la edad o a enfermedades como la diabetes o la tiroides. También pueden presentar capsulitis adhesiva por inmovilización prolongada del hombro o por enfermedades sistémicas.
– Los ancianos suelen presentar síndrome de pinzamiento subacromial o rotura del manguito rotador por degeneración asociada a la edad o a enfermedades como la diabetes o la tiroides. También pueden presentar capsulitis adhesiva por inmovilización prolongada del hombro o por enfermedades sistémicas.
– Los deportistas de alto rendimiento suelen presentar inestabilidad glenohumeral por traumatismos deportivos o accidentes, o por laxitud ligamentosa adquirida. También pueden presentar tendinitis o bursitis subacromial, síndrome de pinzamiento subacromial o rotura del manguito rotador por sobreuso o movimientos repetitivos.
Las patologías del hombro son un problema de salud pública que afecta a una gran parte de la población mexicana, con un impacto negativo en su bienestar físico, psicológico y social. Por ello, es importante prevenir su aparición mediante hábitos saludables como el ejercicio físico moderado, la corrección postural y el control del estrés. Asimismo, es importante acudir al médico ante cualquier signo o síntoma de alarma, como dolor, inflamación, limitación de movimiento o deformidad del hombro. El diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado pueden evitar complicaciones mayores y mejorar el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes.
¿Sabías que las patologías de hombro son unas de las más frecuentes y dolorosas que afectan al aparato locomotor?
Estas pueden tener diversas causas, como traumatismos, desgaste articular, inflamación de tendones o mala postura. Algunos de los síntomas más comunes son el dolor, la rigidez, la limitación de movimientos y la pérdida de fuerza.
Para diagnosticar correctamente una patología de hombro, es necesario realizar una valoración clínica exhaustiva que incluya una historia clínica detallada, una exploración física minuciosa y pruebas complementarias como radiografías, ecografías o resonancias magnéticas. Estas pruebas permiten identificar la estructura lesionada y el grado de afectación, así como descartar otras posibles causas del dolor.
El diagnóstico adecuado es fundamental para establecer el tratamiento más apropiado para cada caso, ya sea conservador o quirúrgico. El tratamiento conservador se basa en el uso de medicamentos, fisioterapia, infiltraciones o vendajes. El tratamiento quirúrgico se reserva para aquellos casos en los que el tratamiento conservador no ha sido efectivo o la lesión es muy grave. La cirugía puede realizarse mediante técnicas abiertas o artroscópicas, dependiendo de la complejidad y la localización de la patología.
Ante cualquier sospecha de una patología de hombro, es importante acudir con un experto que pueda realizar un diagnóstico preciso y ofrecer las mejores opciones terapéuticas. El doctor Michell Ruiz Suárez es un especialista en cirugía ortopédica y traumatología, con amplia experiencia en el tratamiento de las patologías de hombro. Su objetivo es brindar una atención personalizada y de calidad a cada paciente, buscando siempre la mejor solución para su problema.
Si tienes dolor o dificultad para mover el hombro, no lo dudes más y pide una cita con el doctor Michell Ruiz Suárez. Él te ayudará a recuperar la salud y la funcionalidad de tu articulación, para que puedas volver a disfrutar de tu vida sin limitaciones.
Tratamiento
En este artículo vamos a hablar de los diferentes tratamientos para las patologías de hombro, que son aquellas que afectan a la articulación que une el brazo con el tronco. El hombro es una de las articulaciones más móviles y complejas del cuerpo humano, pero también una de las más propensas a sufrir lesiones o desgaste.
Los tratamientos para las patologías de hombro se pueden clasificar en tres tipos: conservador, quirúrgico y con orto-biológicos. A continuación explicamos en qué consiste cada uno de ellos y cuáles son sus ventajas e inconvenientes.
– Tratamiento conservador: Es el que se basa en el uso de medicamentos, fisioterapia, infiltraciones o vendajes para aliviar el dolor y mejorar la movilidad del hombro. Se suele aplicar en casos de patologías leves o moderadas, como tendinitis, bursitis, capsulitis o artrosis. El objetivo es evitar o retrasar la cirugía y preservar la función del hombro lo máximo posible. Sin embargo, este tratamiento no siempre es suficiente o efectivo, y puede tener efectos secundarios como alergias, infecciones o atrofia muscular.
– Tratamiento quirúrgico: Es el que implica una intervención quirúrgica para reparar o reemplazar la estructura dañada del hombro, como el tendón, el cartílago, el hueso o la cápsula articular. Se suele recurrir a este tratamiento cuando el conservador no ha dado resultado o cuando la patología es grave o incapacitante, como una rotura del manguito rotador, una luxación recurrente o una necrosis avascular. El objetivo es restaurar la anatomía y la función del hombro, pero también implica riesgos como sangrado, infección, rigidez o rechazo de los implantes.
– Tratamiento con orto-biológicos: Es el que utiliza sustancias biológicas obtenidas del propio paciente o de donantes para estimular la regeneración de los tejidos del hombro. Estas sustancias pueden ser células madre, plasma rico en plaquetas, factores de crecimiento o colágeno. Se suelen inyectar en la zona afectada mediante una técnica mínimamente invasiva y guiada por ecografía. Este tratamiento es relativamente nuevo y prometedor, pero aún está en fase de investigación y no se conoce su eficacia a largo plazo ni sus posibles complicaciones.
Hablemos un poco sobre la Artroplastia Reversa Total de Hombro….
La artroplastia reversa de hombro es una cirugía que se realiza para reemplazar la articulación del hombro dañada por una prótesis. A diferencia de la artroplastia convencional, en la que se coloca la parte esférica de la prótesis en el hueso del brazo y la parte hueca en la escápula, en la artroplastia reversa se invierte esta disposición. De esta forma, se consigue mejorar la función y el dolor del hombro en casos de patologías graves que afectan a los tendones del manguito rotador o a la estabilidad de la articulación.
La artroplastia reversa de hombro es un tratamiento de vanguardia que se ha desarrollado en los últimos años gracias a los avances en el diseño de las prótesis y en las técnicas quirúrgicas. Se trata de una opción terapéutica para pacientes que presentan una artrosis severa del hombro asociada a una rotura irreparable del manguito rotador, una situación que se conoce como hombro artrítico con pseudoparálisis. En estos casos, el paciente no puede elevar el brazo por encima de la cabeza y tiene un dolor intenso que limita su calidad de vida.
La artroplastia reversa de hombro también se recomienda en otras patologías que afectan al hombro, como las fracturas complejas de la cabeza del húmero, las infecciones, las revisiones de prótesis previas o las secuelas de tumores. Sin embargo, no todos los pacientes son candidatos a esta cirugía, por lo que es necesario realizar una valoración individualizada por parte de un especialista en cirugía ortopédica y traumatología.
La artroplastia reversa de hombro es una cirugía mayor que requiere una hospitalización de varios días y un seguimiento postoperatorio cuidadoso. El paciente debe realizar un programa de rehabilitación específico para recuperar el movimiento y la fuerza del hombro. Los resultados de esta cirugía son muy satisfactorios, ya que se consigue aliviar el dolor, mejorar la función y restaurar la capacidad para realizar las actividades cotidianas.
¿Sabías que el hombro es una de las articulaciones más complejas y vulnerables del cuerpo humano? El hombro está formado por tres huesos, cuatro músculos y varios tendones y ligamentos que permiten una gran movilidad y estabilidad. Sin embargo, esta complejidad también implica un mayor riesgo de sufrir lesiones o enfermedades que afecten al funcionamiento del hombro.
Algunas de las causas más comunes de dolor o limitación en el hombro son la tendinitis, la bursitis, la artrosis, la artritis, las fracturas, las luxaciones y las roturas del manguito rotador. Estas condiciones pueden provocar inflamación, rigidez, debilidad, inestabilidad o pérdida de movilidad en el hombro, afectando a la calidad de vida de las personas que las padecen.
Por eso, es muy importante acudir con un especialista en hombro cuando se presentan síntomas que indiquen una posible alteración de esta articulación. Un especialista en hombro es un médico ortopedista que se ha formado específicamente en el diagnóstico y tratamiento de las patologías del hombro. Un especialista en hombro podrá realizar una valoración exhaustiva del estado del hombro, solicitar las pruebas necesarias para confirmar el diagnóstico y ofrecer el tratamiento más adecuado para cada caso.
El tratamiento puede variar según la causa, la gravedad y la evolución de la lesión o enfermedad del hombro. En algunos casos, se puede optar por un tratamiento conservador, que incluye medicamentos, fisioterapia, infiltraciones o ejercicios específicos. En otros casos, se puede requerir una intervención quirúrgica para reparar el daño o sustituir la articulación por una prótesis.
Sea cual sea el tratamiento indicado, lo más importante es seguir las recomendaciones del especialista en hombro y no demorar la consulta ante cualquier signo de alarma. De esta forma, se podrá prevenir el empeoramiento de la situación y recuperar la funcionalidad y el bienestar del hombro lo antes posible.
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